En su día las grandes empresas o aquellas que tenían mercados internacionales utilizaban una máquina costosa y que transmitía información limitada y codificada: era el telex. La vía principal y más común de comunicación era el teléfono cuando todavía no estaba liberalizado, existía una única compañía, y su uso tenía ciertas restricciones.
Pero llegó el fax y su incorporación a las empresa supuso una pequeña revolución. Permitía enviar pequeños documentos originales, evitando el correo postal o las mensajerías y en un tiempo mínimo. El fax se hizo un instrumento imprescindible para cualquier empresa y su uso hizo que el telex desapareciera.